sábado, 22 de mayo de 2010

Una eternidad en el monasterio

Lunes por la mañana , mi nombre es Pervinca, tengo 17 años y estoy interna en un monasterio, si un monasterio, mis padres se murieron en un viaje de negocios cuando solo tenia 10 años, desde hace 7 años vivo con mi tío Emilio, aquí en el monasterio del Moncayo. Todos los lunes me levanto desayuno con los monjes y me encierro en mi cuarto a leer historias de los libros antiguos de la biblioteca aburriéndome como una ostra. Al día siguiente después de comer encendí el viejo ordenador del monasterio y empecé a investigar sus archivos, pero no había nada interesante, solo recibos de la luz y préstamos varios. Lo único bueno del ordenador es que tenía un programa para escribir historias y entonces pensé en que podría escribir alguna pero antes para inspirarme salí al bosque a una aldea deshabitada a unos 5 km del monasterio, cuando llegué até mi bicicleta en un viejo roble que se encontraba alado de un riachuelo con poca agua.
Cuando me adentré en la vieja aldea mire hacia el horizonte y vislumbré una vieja casa enorme aunque mas que una casa tenía aspecto de un mini-palacio, se encontraba en la cima de una pequeña montaña a la que después de unos 10 minutos ascendí para ver la casa más de cerca. Saqué mi bloc de dibujo y me puse a describirla, cuando terminé la hice una foto para recordarla, pero la intriga me pudo y quise entrar pero la puerta estaba cerrada con un candado, aunque oxidado todavía servía para no dejar pasar a nadie, di un rodeo alrededor de la casa y encontré una puerta trasera que estaba entreabierta , sin pensarlo entré y pise un charco de agua reciente, me entro un escalofrío pues la suela de mi zapato resultó estar rota y el agua penetró en mi pie.
Cuando me adentré mas en la casa abrí una puerta que conducía a un pequeño pasadizo en el que tenía que ir prácticamente de cuclillas, cuando llegué al final una pequeña puerta se habría ante mis ojos y una brisa gélida rozó mi rostro.
La puerta daba a un salón con un televisor viejo y lleno de telarañas. Había otra puerta aún mas grande que no se podía abrir y decidí dar la vuelta pero no pude pues la puerta se había cerrado, seguí hacia delante y un pequeño establo se abalanzó sobre mis pies. Salí por una ventana de este y conseguí volver al monasterio.
Cuando llegué tan solo eran las 6 de la tarde y mi tio Emilio estaba en mi habitación observando mi ahora ordenador nuevo, aunque no tan nuevo y me preguntó: ¿Dónde has estado todo este tiempo? Tu zapato está roto y tu bicicleta llena de barro. Yo respondí con un aire un tanto nervioso- Salí a dar una vuelta y vi un poblado que igual me inspiraba para escribir nuevas historias con este ordenador. Mi tío con una voz un tanto nerviosa dijo: ¿No habrás estado en la casa de la cima de la montaña verdad ? Yo respondí ¿qué tiene de malo ? Mi tío me miro preocupado y respondió : Ella ya sabe que tu estas aquí...

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