Cuando me adentré en la vieja aldea mire hacia el horizonte y vislumbré una vieja casa enorme aunque mas que una casa tenía aspecto de un mini-palacio, se encontraba en la cima de una pequeña montaña a la que después de unos 10 minutos ascendí para ver la casa más de cerca. Saqué mi bloc de dibujo y me puse a describirla, cuando terminé la hice una foto para recordarla, pero la intriga me pudo y quise entrar pero la puerta estaba cerrada con un candado, aunque oxidado todavía servía para no dejar pasar a nadie, di un rodeo alrededor de la casa y encontré una puerta trasera que estaba entreabierta , sin pensarlo entré y pise un charco de agua reciente, me entro un escalofrío pues la suela de mi zapato resultó estar rota y el agua penetró en mi pie.
Cuando me adentré mas en la casa abrí una puerta que conducía a un pequeño pasadizo en el que tenía que ir prácticamente de cuclillas, cuando llegué al final una pequeña puerta se habría ante mis ojos y una brisa gélida rozó mi rostro.
La puerta daba a un salón con un televisor viejo y lleno de telarañas. Había otra puerta aún mas grande que no se podía abrir y decidí dar la vuelta pero no pude pues la puerta se había cerrado, seguí hacia delante y un pequeño establo se abalanzó sobre mis pies. Salí por una ventana de este y conseguí volver al monasterio.
Cuando llegué tan solo eran las 6 de la tarde y mi tio Emilio estaba en mi habitación observando mi ahora ordenador nuevo, aunque no tan nuevo y me preguntó: ¿Dónde has estado todo este tiempo? Tu zapato está roto y tu bicicleta llena de barro. Yo respondí con un aire un tanto nervioso- Salí a dar una vuelta y vi un poblado que igual me inspiraba para escribir nuevas historias con este ordenador. Mi tío con una voz un tanto nerviosa dijo: ¿No habrás estado en la casa de la cima de la montaña verdad ? Yo respondí ¿qué tiene de malo ? Mi tío me miro preocupado y respondió : Ella ya sabe que tu estas aquí...

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